“El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga”

Meditando el evangelio dominical con los niños.
Hola, que gusto poder saludarte por aquí. 😊 Este domingo, en el evangelio, Jesús nos recuerda que la vida cristiana no es sencilla, pero todo vale la pena, pues al final de los tiempos tendremos nuestra recompensa por nuestros grandes esfuerzos.
Te animo a que, si decides realizar la reflexión del evangelio con tus niños, te tomes el tiempo suficiente para meditar el evangelio que vas a enseñar (Mateo 16, 21 – 27). Entra en oración y pide la luz del Espíritu Santo, para que, por medio de su sabiduría, logres guiar a los niños a que descubran su mensaje.
PROPÓSITO: RECONOCER QUE EL CAMINO DE FE NO ES SENCILLO, PERO SI LO CAMINANOS CON VALENTÍA, TODOS NUESTROS ESFUERZOS SERÁN RECOMPENZADOS.
*Dinámica reflexiva para introducir el tema*
Materiales:
- Imagen de una bicicleta, imagen de unas rodilleras y un casco y una imagen de un curita (si tienes estos objetos de forma física, sería lo más conveniente).
Desarrollo de la actividad:
- El propósito de esta dinámica introductoria tiene como fin que, los niños reflexionen sobre las dificultades de la vida.
- (Enseña la bicicleta) “Mira esta bicicleta, a mí me encanta andar en bicicleta, ir a pasear al parque, sentir cómo el viento vuela mi cabello, ir de un lado al otro y recorrer muchos kilómetros. Yo siempre quise andar en bicicleta y le pedí a mi papá que me enseñara, él me dijo que, si estaba dispuesta a enfrentarme a todos los retos que lleva aprender andar en bici y muy decidida, le respondí que sí. Y bueno, para llegar a hacer uno de mis hobbies favoritos, tuve que pasar primero por situaciones muy dolorosas.
La primera vez que me decidí a subirme en una bicicleta era una principiante y ni siquiera podía mantenerme en equilibrio. Mi papá me sostenía al tomar parte del asiento y el manubrio, lo que a mí me tocaba era solo mover los pies para que las llantas giraran cuando yo pedaleaba.
Al pasar los días, mi papá soltó el volante y solo me sostenía del asiento y yo me encargaba de mover los pies y tratar de controlar el manubrio de la bicicleta, pero debo decir que no tenía muy buen control y en varias ocasiones llegué a estrellarme con árboles o salirme del camino.
A los pocos días, mi papá soltó el asiento y me tocaba hacer todo, tenía que estar concentrada en controlar el volante, mover los pies y lo más difícil, mantener el equilibrio y a los pocos segundos que mi papá me soltó… tuve mi primera caída y lloré mucho. Recuerdo que me salía sangre de mi rodilla y de mis codos. Mi papá me ayudó a limpiarme y sanar mis heridas (enseña el curita o bandas de curación). Al siguiente día mi papá me dijo que estaba listo para la nueva lección, pero yo ya no quería, tenía miedo de caerme otra vez. Pero esta vez, mi papá sacó (enseña el casco y las rodilleras) un casco y unas rodilleras que me compró y me animó a volverlo a intentar.
Con miedo, pero usando mis nuevas herramientas, salí de nuevo a intentar andar en bicicleta. Varias veces me caí, pero me volví a levantar y lo seguí intentando, todos los días salía a practicar, hasta que un día… ¡Lo logré! Y soy tan feliz de escuchar los consejos de mi papá, confiar en que con su ayuda y los elementos que me dio pude tener más seguridad y aprender a andar en bicicleta.
Reflexión del evangelio:
¿Sabes andar en bicicleta, patines, patineta? ¿Te costó trabajo aprender? ¿Alguna vez te has caído?
En ocasiones para lograr algo que tanto anhelamos, será necesario pasar por momentos difíciles, pero al final, logramos disfrutar tanto lo que alcanzamos y al voltear atrás, vemos que todo valió la pena.
En nuestra vida cristiana pasa algo similar, Jesús nos advierte que el camino que nos ofrece tiene sus dificultades pero que todo vale la pena y Él mismo estará para ayudarnos. Para andar en bicicleta no me caí una sola vez, ni dos ni tres, la verdad es que perdí la cuenta pero que ahora logro hacerlo sin dificultad.
Así como yo acepté el reto de andar en bicicleta aún con sus dificultades, Jesús nos propone el reto de vivir conforme a la fe cristiana y nos advierte que tendrá sus dificultades. Quizás cuando hablemos de Jesús no nos van a querer escuchar o las cosas no van a salir como nosotros esperamos, pero aún en las dificultades nuestro corazón y todo lo que hacemos debe reflejar que seguimos a Jesús.
Las dificultades también están incluidas en la fe cristiana, no debemos de rendirnos ante ellas pues si las vencemos con ayuda de Jesús, saldremos victoriosos. Así como mi papá me dio los elementos para amortiguar las caídas durante mi aprendizaje en bicicleta, pues me dio un casco y unas rodilleras, esto no hizo que ya no me cayera, sino que me ayudaron para que todas las veces que me caía fuera más fácil levantarme de nuevo porque el dolor no era muy fuerte. Así mismo Jesús nos equipa con lo mejor en esta vida, te da amor en el corazón y fe, te acompaña y te escucha en tu oración, sana tus heridas y te ayuda a levantarte.
Jesús nos da el ejemplo de su vida de cómo hacerles frente a las dificultades y nos anima a hacer lo mismo y no tener miedo, pues nos promete una recompensa final, ¿quieres saber de qué se trata?
Es momento de introducir el evangelio dominical, AQUÍ te dejo una opción de cómo puedes introducir el evangelio. Te animo a que puedas hacer ademanes exagerados, mímica y gesticulaciones que llamen la atención de los niños, así como preguntas durante el evangelio, para así seguir manteniendo la atención.
Pedro, quería tanto a Jesús que le era muy difícil imaginar que su gran amigo Jesús iba a sufrir, pero Jesús sabe que es necesario el sufrimiento que tendría que pasar para lograr salvarnos a todos del pecado por tal motivo, se alarma de que Pedro piense así, porque en algunas ocasiones en la voluntad de Dios son necesarias las dificultades para que después venga lo mejor y no tenemos porqué tenerles miedo, al contrario, hay que tener la valentía de cruzar por la adversidad.
Jesús al final del evangelio nos dice: “Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces le dará a cada uno lo que merecen sus obras”. Así es que, no tengas miedo a las dificultades que en nuestra vida cristiana se nos van a presentar, pues Jesús siempre irá contigo para salir de ellas y al final, el mismo vendrá a darte tu recompensa por todos tus esfuerzos.
*Dinámica: Acepto, Jesús*
Material:
- Hoja de máquina con las palabras “Yo no acepto” para cada niño y unas tijeras para cada uno también. Una imagen de Jesús, venda para taparte los ojos a todos los niños y música para ambientar.
Desarrollo de la actividad:
- Acomoda a todos los niños sentados volteado al frente y pídeles que se venden los ojos.
- Cuando todos tengan los ojos cubiertos, coloca la imagen de Jesús enfrente de ellos, en un lugar donde todos puedan visualizarla cuando se quiten la venda.
- Comienza una reflexión diciendo: “Hoy te conté mi experiencia aprendiendo bicicleta, te diste cuenta que no fue del todo fácil el camino para aprender a andar en bici, pero fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, pues descubrí una actividad que disfruto y me hace feliz” (coloca en sus manos una hoja con las palabras “No puedo”).
- Continua: “Hoy Jesús viene a decirte que no tengas miedo a las situaciones difíciles, que todos tus esfuerzos valen la pena, que el te acompaña. Que seas valiente y que el te ayudará a sanar tus heridas durante el camino” (coloca unas tijeras en el suelo frente a él, pero sin que las pueda sentir).
- Continua: “Jesús quiere que lo acompañes en este camino, nunca te dejará solo. Hoy Jesús te hace la pregunta: ¿Aceptas el reto de vivir una vida cristiana con todo lo que conlleva? Lo único que espera es que tu aceptes, que venzas el miedo de cargar tu cruz y seguirlo.
- Pídele que se quite la venda. Tú voltea a ver la imagen de Jesús y di: “Yo acepto, Jesús”. Toma las tijeras y corta la palabra “no”. Pon tu hoja frente a Jesús y tira el papel que dice “no” en la basura e invita a los niños a hacer lo mismo, si ellos quieren (reproduce música para ambientar el momento).
Ejemplo “YO ACEPTO”



Reflexión final y cierre
Al final, todas las caídas van a valer la pena, todo el dolor, cada lágrima, cada herida que nos hagamos en el camino valdrá la pena. Jesús te acompaña, confía en Él y levántate ante cada caída porque el camino es cuesta arriba y en ocasiones se volverá pesado pero ninguna dificultad se podrá comparar con la gloria que nuestros ojos pondrán ver al final del camino.
Para finalizar, cierra con una pequeña oración: “Jesús te doy gracias por recordarme que el camino cristiano no siempre es del todo sencillo, pero que cada dificultad puede ser superada junto a ti y que todo lo que habremos de vivir en el camino valdrá la pena. Ayudamos a ser valientes y no querer huir del sufrimiento, ayudamos a enfrentarlo con fe y siempre de tu mano”. Amén.
Y que todo sea para la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén 😊
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¡Bendecido domingo!